martes, 31 de julio de 2007
¿En qué estaría pensando cuando dibujaba al de ahí abajo?... En Mignola, sin duda...
Todos estos "doodles" que vienen a continuación son ejemplos de lo que sale cuando garabateo, sin más pretensión, en mi block. Teniendo en cuenta que, para mi, dibujar es un trabajo muy duro y que no disfruto especialmente haciéndolo, se puede decir que son el resultado de esos raros momentos en que placer y dibujo se dan cita. Siempre digo, al que quiera oírme, que yo he desarrollado mis escasas habilidades en el campo del dibujo lo justito para poder contar historias en imágenes que, eso sí, es algo con lo que definitivamente disfruto... Por cierto, ¿Os suenan de algo estos tres?... Esperemos que no vaya por ahí lo que está preparando Spielberg...
Yo colaboré con una serie de portadas en las que había que buscar un disparate. La anécdota, cuyo único crédito debe dársele a mi estupidez, es que en una ocasión dibujé unos libros de texto en los que los chicos de la portada habían escrito las mismas lindezas que yo escribía en mi infancia. Sinceramente, sin más intención que esa. Cosas tan ingenuas como un libro "Anaya" que se convertía en libro "CAnaya" o un libro "S.M." que lo hacía en libro "S.egún M.ercado", todo ello muy pequeñito... Pero como la cosa de las portadas era buscar un disparate oculto, no había un milímetro cuadrado que no fuera escrutado por los lectores. Entre ellos, por supuesto, ejecutivos y propietarios de Anaya y de S.M. que llamaron al director de El País (si no a Polanco mismo) acusándoles de competencia desleal y preguntando si no había "pintadita" para los libros de Santillana.
No hubo sangre pero, años después, el suplemento es hoy lo que es. ¿Terminator no pudo hacer entonces el trabajo completo?
Este es un test que hice y desestimé. Después vendría el re-descubrimiento de Photoshop como herramienta de trabajo, y el libro tal y como está ahora en las librerías.
Como alguno sabe, tras el hiato que supuso la peli, retome la historia y poco quedó de esta gráfica y del argumento inicial. Eso sí, ya entonces había una escultora y estaba la marquesina del McDonalds de Gran Vía.
Malibú cerró al poco tiempo. Otra editorial más que no se me escapaba. El verdadero Terminator era yo.
Cambio de tercio: Algunos años más tarde a mi experiencia londinense, Marvel U.K. me encargó hacer una miniserie. Yo era un joven autor que hacía mis pinitos en el cómic europeo y ¡la filial británica de la Marvel me encargaba cosas!... ¿había llegado a la cima o qué?.
La realidad se descubrió como otra cosa muy distinta: El guión, de una tal Smith, era la peor pieza literaria que había leído en mi vida, pero aún así lo hice, comprensiblemente no con mucho entusiasmo. La cosa iba de las patéticas peripecias de un tipo, calcado de Terminator, Highlander ("Los Inmortales") y drácula, además, en plan facha moralista, que sólo se zampaba a lo "peor de la humanidad" (¡empieza con un mendigo!)...
Terminé los 4 cómic books, me los pagaron, y Marvel U.K. cierra al poco tiempo (cosa que no era de extrañar, dado lo que publicaban)
Aquí tenéis una muestra de algunas páginas y portadas. Como buen cómic "a la americana" lo dibujé sin bocadillos, ¡como si no fuesen parte de la composición!...
Dos layouts mucho más antiguos que los anteriores. Creo que estos los hice en 1990 para “Fievel goes west”, cuando vivía en un asqueroso piso, encima de un restaurante chino, a las afueras de Londres... Entonces era algo fantástico, porque... ¡trabajaba para Spielberg!... Hay que ver cómo cambian los valores de uno con los años.
Vamos a terminar las cosas de Disney con un par de dibujos de “desarrollo visual” que hice nada más dejarme caer en la “factoría”. Quizás se note en ellos que era el año 1995 y estaba “fresco” y recién llegado a Los Ángeles para currar en Hércules.
Me gusta especialmente el trabajo de iluminación que hice en esta secuencia para “la película de Disney que nunca fue”.
Como parte intrínseca de la cinematografía, la iluminación de una secuencia se define en el work book, así como el montaje, la puesta en escena, los movimientos de cámara y, de regalo, buena parte del diseño de los decorados. ¿Alguien le puede pedir más a un solo tío?
La decisión de parar Kingdom of the sun, estando ya animada buena parte de la peli, supuso que muchos millones de dólares, y lo que es peor, el trabajo de cientos de personas fuera tirado a la basura, cuando quizás sólo el de los guionistas y el de los ejecutivos que aprobaron un proyecto desmedido e insensato merecía ese final.